Nadie hizo caso al hombre del tiempo, y se desencadenaron las siete pestes sobre el polo Sur.
Entre los dedos de los pies encontraron asombrados las minas del rey Salomón.
Todo lo que creció y subió acabó por darse de bruces contra el cielo. La maratón dejó de celebrarse entre asteroides.
La fanfarria le ha cortado los cables al acordeón; un niño sordo grita de espanto.
Una piedra saltó fuera de sí. Era su hermana gemela.
¡Cien marsupios al precio de cien!
Enterraron al pez bocabajo, y el mar dejó de hacer olas...
Los árboles detonaron las hojas secas en medio de la primavera.
Alguien que vive en una isla también tiene miedo, y respira entrecortado mientras muere...
1 comment:
anda precipitando ya el cielo de leche y nicotina de los septiembres...el mismo que se enmarca en las ventanas borrachas de todos los cafés del mundo... siguen morados los muslos de apretar la vida entre las piernas pero ese perro siempre se me adelanta, huele 5 segundos antes que yo la carne caliente y el hueso hueco...
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