del verdor infrahumano, de los pimpollos, hojitas, botones
o la tortura del desarrollo no-desarrollado
o quizá el dolor de la forma no formada
o el pesar de ser creado, en nuestro yo, por otros hombres
el sufrimiento de la violación física y psíquica
la tortura de dinamizantes tensiones interhumanas
la curva tortura, todavía no aclarada del todo, del desvío psíquico
la molestia marginal de la luxación psíquca y la pifia psíquica
la incesante pena de la traición y la disonancia
el sufrimiento automático del mecanismo y el automatismo
el sufrimiento simétrico de la analogía y el análogo sufrimiento de la simetría
o, a lo mejor, el sufrimiento de las partes del cuerpo y de la perturbación referente a la jerarquía entre los miembros sueltos
aflicción del infantilismo benigno
del culito, de la pedagogía, del escolarismo
de la inocencia e ingenuidad inconsolables
del alejamiento de la realidad
de la quimera, ilusión, divagación, ficción
del idealismo superior
del idealismo inferior, burdo y rinconal
de los sueños de segundo orden
o quizá el tormento asombroso del achicamiento, empequeñecimiento
tortura del candidato eterno
de la aspiración
del aprendizaje interminable
o quizá, sencillamente, la tortura de esforzarse por superarse más allá de sus propias fuerzas y la consiguiente tortura del nopodermiento general y particular
erosión de la superioridad
sufrimiento de despreciar
sufrimiento de la poesía superior e inferior
la tortura sorda del estancamiento psíquico
tormento torcido de lo torcido, de la cogida desleal e incorrecta
o, más bien, la congoja de la edad en su sentido general y particular
tortura del anacronismo
tortura del modernismo
sufrimiento a causa de la formación de nuevas capas sociales
dolor de los semicultos
dolor de los incultos
dolor de los cultos
o quizá, sencillamente, la tortura de la indecencia microculta
el dolor de la estupidez
de la sabiduría
de la fealdad
de las hermosuras, encantos, hechizos
o puede ser, el sufrimiento de la mortal lógica y consecuencia en la tontería
desconsuelo de recitar
la despreciación de imitar
el aburrido tormento del aburrimiento y del repetir siempre lo mismo
o, posiblemente, la hipomaniacal tortura hipomaniacal
la indecible tristeza de lo indecible
la tristeza de la no-sublimación
el dolor del dedo
de la uña
de la muela
de la oreja
la tortura de la espantosa interdependencia, del mutuo delimitamiento, de la compenetración recíproca de todas las torturas y todas las partes y, además, el sufrimiento de ciento cincuenta y seis mil trescientos veinticuatro y medio otros dolores sin contar a las mujeres y los niños (como diría un viejo autor francés del siglo XVI). ¿De qué tortura hacer la básica tataratortura y qué parte tomar como punto de partida, por dónde agarrar el infolio y qué agarrar de las torturas y partes mencionadas antes?¡Malditas partes, acaso nunca me libraré de vosotras, oh, qué opulencia de partes y qué riqueza de torturas! ¿Dónde estará la directriz tatarabuela y qué tortura tomar como base: la metafísica o la física, sociológica o psicológica? Y, sin embargo, debo, debo y no puedo no deber, porque el mundo sería capaz de declarar que no tengo conciencia de mis fines y giro absurdamente alrededor de mi talón. Pero, en este caso, a lo mejor sería más razonable definir y demostrar con palabras la génesis misma de la obra, no basándose en torturas, sino frente a algo al respecto, en lo que a ella se refiere y concierne. Que la obra ha nacido:
frente a los pedagogos y alumnos de las escuelas
en vista de los sabios entontecidos
respecto de los seres profundizados y elevados
en lo que concierne a las señeras figuras de la literatura contemporánea nacional y a los más acabados, construidos y enriquecidos representantes de la crítica frente a las colegialas
en dependencia de los maduros y mundanos
en dependencia de los distinguidos, refinados, narcisos, estetizantes y brillantes
frente a los conocedores de la vida
en el cautiverio de las tías culturales
frente al vecindario urbano
en vista de la nobleza rural
en lo que se refiere a los pequeños médicos provincianos, los ingenieros y empleados de estrechos horizontes
en lo que se refiere a los altos empleados, los médicos y abogados de horizontes más amplios
en lo que concierne a la aristocracia de nacimiento y alas demás aristocracias
frente al vulgo
Ferdydurke (pp. 222-225), Witold Gombrowicz
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